En algunas ocasiones  puede desencadenar un problema agregado al  que produjo la fiebre, como las crisis convulsivas por fiebre. Este síntoma se presenta entre el 2 % y el 5%  de todos los niños entre las edades de 6 meses y 5 años.  La crisis es aparatosa pero comúnmente no es dañina para el niño.

¿Qué es una convulsión febril?

La crisis comúnmente ocurre durante las primeras horas de fiebre. El niño se puede ver extraño por unos momentos, después  pone su cuerpo duro, luego inicia contracciones, principalmente de brazos y piernas, no responde al estimulo, lleva sus ojos hacia arriba y respira con dificultad. Usualmente estas crisis duran menos de un minuto y al terminar recupera la conciencia y se nota bien. Estas crisis pueden repetirse varias veces al día.

¿Qué hacer durante la crisis?

En primer lugar guarde la calma. 1.- Coloque a su niño en una superficie lisa, el suelo o la cama, lejos de objetos duros o puntiagudos. 2.- Voltee su cabeza hacia alguno de los lados, para permitir que la saliva o el vomito puedan salir de la boca. 3.- No le ponga nada en la boca, es sumamente raro en este grupo de edad  que la lengua obstruya la respiración. 4.- Llame a su pediatra inmediatamente o llévela a un servicio de urgencias.

¿Qué pasará con mi hijo después de la primera crisis?

Las crisis convulsivas de origen febril se presentan en forma familiar. El riesgo de que repitan esta relacionado con la edad de la primera crisis. De esta forma los niños que la presentan antes del año de edad tiene el riesgo de repetirlas hasta en un 50 %, los que presentan la crisis después del año de edad el riesgo disminuye al 30 %. El riesgo de que el niño desarrolle epilepsia es similar al resto de la población.

¿Cómo tratar a un niño con crisis febriles?

Lo más importante es ponerse en contacto con su pediatra inmediatamente después de que suceda. Primero debe determinarse cual es el origen de la fiebre y tratarlo, ya que de esta forma no repetirán las crisis. Si el niño es menor de un año de edad probablemente este indicada una punción lumbar para analizar el líquido cefalorraquídeo. En cuanto su niño tenga temperatura contrólela de inmediato.