PROBLEMAS Y CUIDADO DE LA VISTA
También son frecuentes los traumatismos en los ojos y la presencia de alteraciones de la visión, como la miopía, astigmatismo e hipermetropía; de hecho entre el 10% y el 15% de los niños mayores de seis años requieren el uso de lentes, cuya utilización les permite tener un rendimiento escolar adecuado y evitar algunas molestias relacionadas con estas, como los dolores de cabeza frecuentes, afirmó el Dr. Marco Ramírez Ortíz, del Servicio de Oftalmología.
Además, los niños pueden presentar problemas serios de la vista o ceguera por enfermedades o malformaciones congénitas: Alteraciones en el Nervio Óptico, Microftalmos –desarrollo deficiente del ojo-, Glaucoma, Cataratas y Retinoblastoma, un tipo de cáncer que afecta a entre 100 y 120 menores cada año, principalmente antes de cumplir los dos años de edad. De no ser detectado a tiempo, el Retinoblastoma puede significar la pérdida de la vista e, inclusive, la muerte. Desafortunadamente, enfermedades como éstas no son detectadas por los padres sino hasta que se encuentran en estados muy avanzados y es imposible revertirlos. Por ello es fundamental que el médico de primer contacto revise desde el nacimiento -y el pediatra en las consultas subsecuentes-, posibles alteraciones en los ojos del bebé, para remitirlo inmediatamente a un oftalmólogo. En este sentido, el Hospital Infantil de México Federico Gómez cuenta con dos exitosos programas para la atención a neonatos con Retinopatía y para niños con Retinoblastoma, además de contar con oftalmólogos pediatras de excelencia y equipo tecnológico de vanguardia para la atención e investigación de los principales problemas de la vista que afectan a la población mexicana.
Al igual que otras enfermedades, las de la vista tienen su mejor remedio en la prevención
Actualmente se sabe perfectamente que administrar ácido fólico a las mujeres antes y durante el embarazo reduce notablemente la presencia de malformaciones congénitas. Asimismo, es posible realizar el diagnóstico de algunas patologías en el feto, mediante el uso del ultrasonido de cuarta dimensión, que genera imágenes de gran utilidad. Durante este periodo, también es importante que la futura madre evite el contacto con sustancias que pueden afectar el desarrollo cerebral del niño, como alcohol y drogas, así como con personas o algunas mascotas que pueden transmitir infecciones como la rubéola, en el primer caso, y gatos o perros que pudieran provocarle Toxoplasmosis o Toxocariasis, infecciones parasitarias que durante el embarazo pueden provocar prematurez o daño en la estructura ocular, sistema nervioso u oídos del bebé en desarrollo. En la medida de lo posible, se debe evitar también que las mujeres embarazadas se expongan a Rayos X o Tomografías, pues las radiaciones que emiten son capaces de provocar alteraciones en el desarrollo del feto.
En general -pero muy recomendable para niños con alergias- se debe evitar la exposición prolongada al sol mediante lentes con protección UV y gorras o viseras. Procurar no leer o realizar trabajos en lugares poco iluminados, ya que estos ambientes pueden provocar que la graduación de los lentes se tenga que ajustar; siempre es mejor contar con luz natural que artificial y evitar permanecer en un sitio cerrado por mucho tiempo (se ha documentado que los niños del campo tienen una mejor visión que los niños de las ciudades que permanecen mucho tiempo en un lugar cerrado, con mala iluminación y fijando todo el tiempo su mirada en un objeto cercano).
La ruptura de objetos de vidrio es causa frecuente de accidentes y lesiones graves en los ojos, por lo que debemos mantenerlos lejos del alcance de niños pequeños. Juguetes como las pistolas de dardos, balines u otros proyectiles también provocan accidentes con regularidad, por lo que su uso debe ser vigilado por un adulto o simplemente evitarlos. Muchos deportes requieren de una protección adecuada para evitar accidentes y otras actividades como el bungee deben ser prescritas para niños susceptibles, ya que pueden ocasionar un desprendimiento de la retina con consecuencias graves.
Finalmente, es muy común que los hijos de padres que usan lentes los necesiten. Cerca de una cuarta parte de los niños con un padre que los use los necesitará y, si se trata de ambos padres, cerca del 50% de los niños lo harán; por este motivo, se recomienda a los padres llevar a sus hijos con el especialista desde los cuatro años o antes, si existe alguna manifestación o síntoma atípico